¿Quieres Aprender de Vino? Te Cuento mi Experiencia
Ruth de Andrés | 22 noviembre, 2017
¿Quieres aprender de vinos y no sabes cómo? La mejor manera de contestar es contar mi propia experiencia. 4 ideas que me dieron el empujón definitivo para saber un poquito (porque en esto de los vinos nunca se acaba de aprender)
Mucha gente me pregunta qué deben hacer para aprender de vino. Así que la mejor manera de contestar es contar mi propia experiencia. Claro, lo más importante es practicar. Lo cual se interpreta como beber. Pero no sólo (en otro post os había dado 5 claves para catar si eres un novato). Me doy cuenta que el problema que se encuentran es por dónde empezar y lo siguiente como avanzar (también os habíamos hablado de unos trucos para catar como un profesional).
Tienen curiosidad pero no saben cómo dirigir su interés. Supongo que nos ha pasado a todos y con muchas cosas en la vida, en las que nos hemos empeñado con más o menos éxito. Si me preguntas a mí que es lo que más me ha ayudado a saber un poquito de vinos, hay 4 ideas que para mí han sido muy útiles y que, como a mí, pueden darte el empujón definitivo.
1. Alimentar tu curiosidad: recuerda se trata de aprender de vino,
Lo mejor del vino es que no se acaba nunca. Así que no te autolimites. Hay miles de zonas por explorar, de variedades por conocer, elaboraciones, bodegas, enólogos… Y todas tienen algo bueno. Salid de vuestra zona de confort, que seguramente sean los vinos de Rioja, y pedid unos Vinos de Jumilla o unos Vinos de Toro o unos Vinos del Bierzo. Proponéoslo. Es como cuando eras pequeño y te decían que había que había que probarlo. No digas no me gusta. Al menos, no lo digas a la primera. No se trata de tu gusta personal. Recuerda que quieres aprender a catar. Y eso va más allá de tu gusto personal. Así que alimentad vuestra curiosidad y olvidad vuestros prejuicios.
No digas no me gusta.
2. Prueba vinos buenos y no tan buenos
Sí, sí, ya sé que no hemos venido aquí a sufrir. Pero para saber y aprender de vino, y de cualquier cosa, hay que saber de todo.
No hay como catar vinos malos, para reconocer los buenos.
No os pedimos tanto como catar vinos horribles… pero la mejor manera de distinguir lo que es bueno de lo que es malo es ¡probándolo! Así que nada de catar siempre vinos caros. También hay que darse una vuelta por los vinos baratos, que algunos serán buenos y otros no tan buenos. Probarlos y aprender. Todo va a la mochila: a la de la experiencia.
3. Cata con cabeza y con conocimiento, no se trata de beber.
Si quieres aprender, hay que empeñarse. Así que para poder juzgar un vino, no sólo hay que abrir la botella. Siempre es bueno acercarse, aunque sea a través del móvil, y conocer algo de la bodega, o del productor, o de la variedad… en fin unas nociones que nos den una idea previa de qué vamos a encontrarnos. Como visitar un museo, no se trata de ver un cuadro detrás de otro sino que cada cuadro tiene una historia y hay que descubrirla. Y no por ir a un museo, uno sabe de arte. Esto es igual.
4. Tómate tu tiempo
Es muy difícil al primer sorbo, juzgar un vino acertadamente. Ni los más expertos son capaces de hacerlo. Lleva su tiempo. Así que no tengas prisa. Si te abres un vino para comer o para cenar, disfruta de la primera copa a la última y fíjate como va cambiando y cómo cambia también tu percepción de él.
Entretente con el vino. Eso es también aprender de vino.
Aún te digo más: guarda un poco y pruébalo de nuevo al día siguiente. Ya sé que muchos se echarán las manos a la cabeza: que si la conservación, que si el vino se oxida después de abierto, que si se arruina… y es verdad, pero el método es muy eficiente. Tened en cuenta que al día siguiente el vino ya no estará como estaba ayer. Será distinto. Efectivamente un poco más oxidado; quizás menos afrutado, menos lozano. Pero precisamente por eso, es muy interesante ver cómo ha evolucionado y en qué ha cambiado. Así que si tienes la posibilidad, sírvete otra copa al día siguiente.
Os cuento mi truco. Que realmente no es mío, se lo copié a un gran comerciante de vinos bordelés. Él me decía que para de verdad conocer un vino y entenderlo, se abría la botella el lunes y cada día se servía una copa. La cataba tranquilamente, cerraba la botella y esperaba al día siguiente. Si el viernes, el vino le seguía gustando, es que merecía la pena incluirla en su catálogo. No es complicado, ¿verdad? Seguro que aplicándolas como te explico, te son tan útiles como a mi. ¿Probamos?
TAMBIÉN TE RECOMENDAMOS
Grandes vinos: seis conceptos para entenderlos
Vinos de colección: no es oro todo lo que reluce
Filoxera: un asesino en serie en la viña
Me gusta el vino… pero no entiendo de vino
No olvides dejarnos tus comentarios si tienes cualquier duda, consulta o incluso si nos quieres proponer algún tema para que tratemos en nuestro blog o en nuestro canal de Youtube.
Me parece genial la técnica del comerciante bordeles. La práctica y veré resultados.
Gracias por compartir.
¡Yo la practico a diario! es la mejor forma de realmente hacerte una idea completa del vino. En este mundo de prisas e inmediateces, no todo vale. Descubrirás que efectivamente el vino está vinvo y evoluciona. Te sorprenderás de que hay vino que están mejor al días siguiente, incluso, a los dos días. Ya me dirás como te va.
Saludos,
Ruth