La poda de las viñas: el cuándo, el cómo y el por qué.

La planta está desnuda, con sus ramas secas y sin hojas. Pero las uvas de este año y el vino que haremos empieza a hacerse ahora. Parece mentira, ¿verdad? Pues seguid leyendo y le averiguaréis por qué. Os lo contamos.

Si conduces en esta época por cualquier zona de viñedos, seguro que ves gente armada con tijeras, diseminadas aquí y allá entre las viñas. Más o menos agachados, todos están preparando las viñas para la nueva temporada. Eso es la poda.

¿Por qué se poda la viña?

Elemental, queridos Vinistas: porque a la viña, como tantas plantas no le preocupa hacer uvas dulces y sabrosas para nosotros. Sólo le preocupa la cantidad, y eso es, mucha vegetación y muchos racimos. Sin tener en cuenta si madurarán o no.

Si se la deja sola, sin atender, la vid crecerá y crecerá. Sin control y sin sentido. Su propósito es producir tantas ramas, tantas hojas y tantos frutos como pueda. Claro que cabe pensar: ¿Qué hay de malo en eso? Pues que la viña no le importa si las uvas son maduras o verdes. Pero a nosotros sí. Los rendimientos altos significan cosechas desiguales, sin suficiente madurez. Uvas gruesas sin azúcar, sin aromas, sin color, sin cuerpo. Todo lo contrario a lo que necesitamos para hacer un buen vino.

La poda controla el crecimiento de la viña, haciendo que concentrándose en producir menos uvas pero de mejor calidad.

Así que las decisiones de poda afectan al rendimiento de la planta: cuantos racimos tendremos y también a la calidad de los mismos. Aunque luego la meteorología nos traerá sorpresas inesperadas… año tras año pero nosotros seguimos intentándolo.

Entonces, ¿cuánto se poda?

¿Cuál es el número mágico? ¿Cuál es el rendimiento óptimo? Pues depende. Depende de muchos factores. Para no aburriros, os dejamos lo que quizás son los más importantes:

• La zona: si el clima es duro y seco, la viña tendrá menos rendimiento, le costará más vegetar
• El suelo: los suelos ricos en materia orgánica alimentan mejor a la planta que puede producir más uva, así podemos optar por una poda meno severa.
• La edad de la viña: cuanto más vieja, menor es su rendimiento. Son viñas que se regulan ellas solitas, así que podemos dejarlas un poco más a su aire.
• La propia variedad, porque hay variedades más productivas que otras.
• Y un largo etcétera.

Así que el podador debe mirar a la planta con detenimiento, estudiando su edad, su porte, su tamaño… Como te miraría tu peluquero, vaya. Y decidir que corte le favorecerá más.

Como veis, no todos los viñedos son iguales, no todas las plantas tienen la misma formación ni tampoco esperamos lo mismo de ellas. Por eso la poda sigue siendo manual y casi casi personalizada. ¡Como un buen corte de pelo!

Los buenos podadores son muy cotizados y escasean. ¡Hay cientos de cursos sobre poda (incluso en YouTube) y hasta un máster! No es ninguna tontería. Por supuesto, el jefe de viticultura da las directrices, pero enfrente de cada planta, es el podador el que tijera en mano, tris, tras, tris lleva a cabo la obra maestra.

Un tercio de ciencia, un tercio de arte y un tercio de intuición

De hecho, si habláis con cualquier jefe de viñedo os dirá que en la poda hay una parte de ciencia, una parte de arte y una parte de intuición.

1. Está claro que tienes que saber la teoría.
2. Pero luego hay un arte en ello: que le favorecerá más para sacar de ahí los mejores racimos.
3. Y la intuición, o la experiencia según se mire: ver la planta e imaginarse que será, como vegetará para dirigirla a nuestro propósito.

No es de extrañar que en algunas zonas de Francia, los trabajadores de campo tienen asignadas parcelas que podan cada año y vendimian cada año. Solo ellos. Así pueden entender mejor como se comporta cada planta y año tras año aprender de ella a conducirla mejor. Ven su intervención, la poda, y el resultado, la vendimia. Así muchos años. Que mejor manera de aprender.

¿Cuándo se poda la viña?

Las cuadrillas de podadores trabajan mientras la viña descansa. La poda debe hacerse ahora, en invierno. Es ahora cuando los sarmientos, las ramas del año anterior, están ya secas, las hojas se han caído. La viña está en reposo. La savia no se mueve y por eso, aunque se hagan heridas en las planta, esta no sufre.

Es importante no hacerla demasiado pronto, es decir, durante el agostamiento. O la planta no estará en completo reposo y podemos dañarla con los cortes. También, puede ocurrir que sea tan pronto que los nutrientes de las hojas y de las ramas no se hayan trasladado al tronco de la vid para ayudarla a pasar el invierno. Así que dejamos a la vid sin parte de los aportes nutricionales que le ayudarían a pasar el invierno.

Pero tampoco es conveniente hacerla demasiado tarde, cuando la planta comienza a salir de su reposo. Cuando la savia haya comenzado a moverse y cuando la planta se está ya despertando. En ese caso, la planta puede sufrir más las heridas y la costará recuperarse y brotar con normalidad.

¿Se puede podar de diferentes maneras?

¡De cientos, queridos! Disculpad que insistamos en nuestro símil de la peluquería, pero nos ayuda mucho en el caso. Hay un montón de formas de cortarse el pelo y un montón de formas de podar una viña. Una u otra dependen del clima y el suelo en el que esté plantada la viña, pero también depende del propósito de la bodega. No es lo mismo podar una viña si piensas hacer un vino caro o uno mediocre. El rendimiento que te interesa en cada caso es diferente. Nos os queremos liar, pero ¡incluso hay modas! Que si pulgar y vara, que si lira, que si royat, o doble guyot, que si parral, o vaso… o el clásico guyot. Que nunca falla.

Así que la próxima vez que conduzcáis por una zona de viñedos, echad un ojo a las viñas y pesad que corte les sentaría mejor.

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