Cómo abrir una botella de vino sin sacacorchos

¿Quién necesita un sacacorchos para abrir una botella? Estas 4 alternativas las puedes llamar creativas pero también extravagantes o sencillamente chorras. Lo cierto es que este artículo de nuestro blog de Vinistas responde a ese momento en el que no encuentras el sacacorchos por ninguna parte o sencillamente te lo olvidaste… Pero quieres, tienes que, abrir esa botella de vino.  

Buceando por YouTube encontraréis cientos de vídeos sobre este asunto. Hay mucha gente realmente ingeniosa… o realmente en apuros por abrir su botella. Aquí os dejamos un resumen de los mejores:

1. A falta de sacacorchos, un zapato:

Este vídeo es el más difundido entre esa comunidad de gente sin-sacacorchos. Hay dos claves y son:

• Quitar la cápsula de la botella antes de empezar.
• Sujetar bien la botella a un zapato con una suela de goma ancha y dura… y no cejes en tu empeño que acaba saliendo. 

2. O bien un tronco:

Basándonos en el mismo principio que el zapato pero con la ventaja de que el tronco está firmemente anclado al suelo. Acuérdate de parar los golpes antes de que el corcho (os hablamos aquí de él) salga por completo. Es la manera de no desperdiciar parte del contenido.

3. Especialmente dedicado a manitas

Para manitas y pseudoingenieros con recursos tenemos una amplia gama: Desde unas llaves de casa, un destornillador, un martillo y hasta un simple tornillo. De entre todos, nos quedamos con el más eficiente y limpio: nada como un destornillador eléctrico.

4. Para los más osados

El mísmisimo MacGyver aplaudiría este vídeo. Pero te recomiendo que lo hagas con muchísima precaución. Este mismo método se usa para abrir botellas de champagne muy antiguas. Sólo que sustituyendo el vulgar cuchillo por un largo y afilado sable. Lo que añade una dosis de glamour al proceso, ya de por sí espectacular. Si os animáis os recomendamos nuestro Can Xa.  

Aquí os dejamos primero la versión más casera de un chico. Enternecedor el comentario final de su novia que lo considera un héroe (no os perdáis los últimos segundos)…

Y la más sofisticada: con un sable para una botella de champagne (inenarrable la música de fondo).

Está claro que si la madre de la invención es la necesidad, el deseo de una copa de vino es una de ellas.  

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