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La mala uva del buen vino -Vinistas TV- Episodio 64

Ruth de Andrés | 6 abril, 2017

 Hace poco nos pedisteis que habláramos sobre cómo se evalúa una uva para saber la calidad del vino que puede dar. Siempre digo que con uvas malas es imposible hacer buenos vinos. Y desde luego lo contrario, se puede dar. Tener buenas uvas pero ser un enólogo torpe y hacer con ellas mal vino. Así … Continúa leyendo La mala uva del buen vino -Vinistas TV- Episodio 64

 

Hace poco nos pedisteis que habláramos sobre cómo se evalúa una uva para saber la calidad del vino que puede dar. Siempre digo que con uvas malas es imposible hacer buenos vinos. Y desde luego lo contrario, se puede dar. Tener buenas uvas pero ser un enólogo torpe y hacer con ellas mal vino. Así que la premisa para hacer buen vino es tener buenas uvas. Obvio diréis alguno. Pues sí, pero a muchos bodegueros de la antigua escuela les ha costado asumirlo.

 

¿Cómo debe ser una uva buena?

  • Lo primero es el estado sanitario, claro. Ningún enólogo serio en su sano juicio metería uvas podridas en su depósito. Así que en un vino mínimamente decente, las uvas podridas no entran. Os parecerá una perogrullada. Y lo es. Pero… ¿A dónde van a parar esas uvas? Pues sí, queridos, a los vinos más barateros.
  • La piel de las uvas de postre es muy fina pero para vinos, necesitamos que sea gruesa. Porque la piel tiene algunas de las cosas que más nos interesan de la uva: antocianos, taninos y levaduras. Es decir, color, estructura y los bichitos que hacen la fermentación. Así que nada de pelar las uvas como algunos para Nochevieja. Ahí está parte de nuestro misterio.
  • Las uvas deben ser pequeñas. Cuanto más grandes, más mosto tienen, más agua. Si no queremos tener un vino aguado, las uvas deben ser pequeñas.
  • Otra cosa importante es el aspecto en general del racimo:
    • Racimo bien coloreado por todas partes, que no haya zonas verdes porque esas zonas no están maduras. Según la exposición de la viña y del racimo, a veces puede ocurrir esto.
    • Quemada: a veces hay golpes de sol y se ven quemazones, manchas oscuras en algunas zonas del racimo. No es muy grave, pero bueno, no es una buena señal.
    • Turgencia: las uvas tienen que tener un aspecto turgente, nada de pasificadas y arrugaditas en algunas zonas. Porque eso es que las uvas se han sobremadurado y han perdido color, estructura y aromas.

 

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