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Este vino lleva un nombre propio, y su historia es digna de ser contada.
¿Por qué nos gusta?
Esta bodega es la pura esencia de Toro hecha vinos. En el seno del palacio de Reja Dorada, Mario Remesal y Roberto Martín hacen vinos que enamoran paladares y nos acercan la versión de Toro más fino.
Este vino lleva un nombre propio, y su historia es digna de ser contada. La villa de Toro estaba sitiada en 1476 por los portugueses. Fue esta mujer, Antona García, quien se arriesgó para colar a las tropas de los Reyes Católicos por un acceso secreto a la ciudad. Recuperaron la ciudad, pero a costa de su vida: Antonia fue ajusticiada en la reja de su propio palacio. ¿Sabéis cómo se honró su sacrificio? Dorando la reja.
Este vino es el homenaje de Rejadorada a su figura, muy querida en Toro, y cuna de su historia. Es un vino personalísimo de Mario Remesal, él es hijo de unos de los fundadores. Ahora al mando de la bodega quiere seguir con el legado, pero también dejar su propia huella. Así que Antona Garncia se ha hecho con todo el cuidado para reflejar algo tan intenso como la historia de Antona. Es una nueva visión de la Tinta de Toro.
Todo lo que hay que saber de este vino
Tipo de vino:
Vino Tinto
Variedad:
Tempranillo
Zona:
D.O. Toro
Crianza:
11 meses en barricas de roble americano, húngaro y francés
Botella:
750 ml
Cata:
Nos alejamos de los vinos jóvenes con este tono rubí, que ya nos deja claro que es un vino hecho y derecho. Es fruta negra, pero muy bien ensamblada con especias y notas balsámicas. En boca está equilibrado, pero es muy vivo y muy largo en boca.
Con qué disfrutarlo:
Nos gusta con tantas cosas que no sabríamos concretar. Vamos a intentarlo: quesos cremosos, pizzas grasas y pastas. También es un vinazo maravilloso para el aperitivo, sobre todo con cosas complicadas como los patés.
El productor: Rejadorada
En 1999, Luis Remesal, José Antonio de Saja y José A. Fernández comienzan una andadura por las tierras de Toro. Chencho, como llaman cariñosamente a José Antonio Fernández, fue el primer enólogo de la bodega. ¡Y que enólogo! Además de un gran profesor de Enología, fue el director técnico de la Estación Enológica de Rueda.
Elaboran tintos, como no podría ser de otra manera, esforzándose en lo que a ellos les importa: hacerlo fantásticamente bien. Ponen un mimo especial en cada una de sus viñas, logrando así que sus vinos sean una Tinta de Toro fina y compleja.
Viñas de hasta 110 años componen sus viñedos, que crecen en suelos de arena y grava. Es la esencia de Toro, que pese a su búsqueda de la finura no pierde la esencia del terruño en los vinos.
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