Enoturismo: las mejores bodegas para darte un capricho

Esta vez, Vinistas, vamos a hablaros del enoturismo. Es una experiencia que cada vez cala más, y no nos extraña: un turismo que circula alrededor del vino es más turismo. Su arquitectura, su paisaje, su cultura… todo ello juega su papel en estos viajes en el que el hedonismo está por encima de todo. ¡Y nos encanta!

Así que para haceros la vida un poco más fácil hemos hecho un listado de las mejores bodegas para enoturismo.

1. Vega Tolosa

Ubicados en Manchuela, concretamente en Casas Ibáñez (Albacete), esta bodega hace auténticas joyas. Y en enoturismo no se quedan cortos.

En 2012 comenzaron el viaje de abrir su bodega a las visitas, siendo pioneros en la zona. Guían las experiencias ellos mismos, haciendo todo más familiar, desde que la uva llega a la bodega hasta que la botella sale. La visita se hace de la mano de Juan Miguel, el gerente y 4ª generación, y la cata de vinos, con Mariluz, su hija y 5ª generación. También se realiza la visita a la viña, con un viñedo centenario de Bobal, ubicado en el Valle de Cabriel declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera.

Se pueden realizar las visitas individuales, a través de agencias de turismo, hoteles y casas rurales cercanas, o en grupos concertados.

A raíz del COVID han trabajado para adaptar la bodega y la sala de catas a la normativa sanitaria, haciendo que el enoturista pueda encontrarse seguro y cómodo. Actualmente no ofrecen maridajes de tapas manchegas, como sí hacían antes. Pero todo se andará (ojalá).

Podéis acudir con vuestras mascotas. Una de las actividades que ofrecen es, además, una salida en carro de caballos por los viñedos, junto a un aperitivo y un vino a elegir.

2. Santalba (La Rioja)

Santalba es una bodega familiar situada en Gimileo, junto a Haro, en la Rioja Alta. Tienen una terraza con unas vistas para quedarse obnubilado. Nos cuentan que ofrecen dos tipos de visitas, aunque también pueden personalizarlas en función del grupo:

• Visita Clásica: se visita el viñedo y la bodega, descubriendo junto a la familia Santalba el proceso del vino desde la viña a la bodega. Se recorre el día a día en esta bodega y, al finalizar, se catan dos vinos (un blanco y un tinto), para regar un aperitivo riojano. 

• Visita Especial: Laura o Roberto nos llevan de la mano por el viñedo y la bodega, recorriendo todas las curiosidades y viviendo un día en la bodega como si fueras uno más. Al terminar, se catan tres vinos de gama alta (dos tintos y un blanco) maridados con tres tapas.

Normalmente ofrecen estas visitas en grupos, pero si formáis uno independiente lo suficientemente grande, la harán individualizada para vosotros. No debéis preocuparos por el COVID con ellos, porque han modificado sus rutas para hacer un recorrido mucho más exterior, en grupos más pequeños. La cata se hace en terraza, siempre que el tiempo acompaña. Y si tenéis amigos de fuera, ¡adelante! Ofrecen también la visita en inglés. ¡E incluso adaptada para niños! No dejéis a nadie en casa, Vinistas.

El precio de la Visita Clásica es de 20€/persona, y el de la Visita Especial, de 30€/persona. Por su cercanía con Haro, es ideal para recorrer después este típico pueblo riojano.

3. Ochoa

Bodegas Ochoa está en Olite (Navarra). Es una bodega súper familiar, que lleva por bandera que la uva graciano es mucho más que “ni para el perro, ni para el amo”. 

Ofrecen una visita súper completa a la bodega, donde nos cuentan todos los detalles sobre su historia (que no es corta) y la filosofía de la bodega. Para terminar, catamos tres de sus vinos, su aceite de Ochoa y su pan con chocolate. ¡Eso sí es otro nivel! También tienen la opción de complementar la visita con su winebar o sus raciones, que son sencillas pero deliciosas. Ya sabéis: un poco de queso para este vino y un poco de vino para este queso…

Los grupos, a día de hoy, son de máximo 18 personas. La reducción del aforo, la ampliación de la terraza y las visitas libres por la bodega con explicaciones por QR han sido los avances que han introducido a raíz de la pandemia. 

5. Cellers Blanch

Cellers Blanch es una bodega de Tarragona, que produce tanto vinos como cavas, todos ellos deliciosos. Su oferta de enoturismo es amplísima y divertidísima. Más allá de conocer el viñedo, la bodega y los vinos ofrecen hasta un escape room. Así que vamos a resumiros un poco sus opciones:

• Escape Room: sí, como lo leéis. Una Escape Room en una bodega. Dura 45 minutos y te lleva por los intríngulis del vino y la bodega para poder salir indemne. Después, se visita la bodega y se catan los vinos y el aceite de oliva. Para esta actividad se requieren mínimo dos personas y máximo seis, y siempre con cita previa. El precio depende del grupo formado.

• Visita y degustación: en esta visita, más convencional, realizan un tour por la bodega y explican la tradición vitivinícola de la familia. Dura una hora, y tiene un coste de 10€/persona. ¡Para formar grupo solo hacen falta dos personas!

• Cata entre viñedos y visita a la bodega: damos un paseíto por las viñas que rodean la bodega y exploramos el proceso de vinificación, haciendo allí una primera cata. Al terminar, catamos, claro está. Esta visita dura dos horas, y tiene un precio de 15€/persona, con un mínimo de 4 personas. Eso sí, depende del tiempo.

• Cata a domicilio: así, como lo oyes. Que no diríamos que es estrictamente hablando enoturismo pero, oye, es buen plan. Dura hora y media, tiene un precio de 15€/persona y se requiere un grupo de mínimo 10, aunque el precio se incrementa en función de la distancia.

Y podríamos seguir, porque también hacen catas virtuales, un degüelle de espumoso… sin duda, Cellers Blanch nos ofrece un surtido de enoturismo digno de admiración. 

No ofrecen alojamiento, pero sí tienen un amplio bagaje de recomendaciones que hacer sobre sitios de confianza. Para las comidas, pueden ofrecerlas en la bodega (¡o incluso en el viñedo!) si se organiza con tiempo suficiente.

5. Torremilanos

Torremilanos es una señora bodega de Ribera del Duero. Todos conocemos Vega Sicilia, ¿a qué sí? Pues si Vega Sicilia fue la primera bodega de Ribera del Duero, Finca Torremilanos fue la segunda. Ea. Es la verdad. Y en plena Aranda de Duero, para más inri.

Ofrecen una experiencia de enoturismo súper completa. Se visita la bodega, el viñedo, la tonelería,… y finalmente, hacen una cata de tres vinazos. Es especialmente llamativo que, en medio de la visita, hacen una explicación muy interesante sobre biodinámica. Y es que además de tradición en Torremilanos son innovación y de los que más saben en este país de biodinámica. Así que si os interesa esta parte de la agricultura, aquí tenéis quien os la cuente.

Realizan sus visitas tanto individuales como de grupo, indistintamente, pero a día de hoy las de grupo son muy reducidas para evitar los riesgos por COVID. 

En el mismo complejo tenéis disponible hotel y restaurante, Vinistas, así que si os apetece pasar un fin de semana bien completito por Aranda, Finca Torremilanos os ofrece el pack completo. ¡Incluso una exhibición de cetrería! Y es que tienen cetreros que se encargan de ahuyentar a los pájaros del viñedo. Así que en esta época aprovechan y lo enseñan a las visitas.

6. Basa Lore

Estos elaboradores de Txacolí de Guetaria están en Zarautz. Ofrecen visitas a la bodega y el viñedo, donde explican el proceso de elaboración. Al finalizar, se realiza una cata de Txacolís maridados con productos locales: deliciosos, que vamos a contaros que no sepáis de la gastronomía vasca. Y con unas vistas que quitan el hipo.

La visita dura una hora y media, y si el tiempo acompaña, suben al mirador – torreón de Zarautz para disfrutar de las vistas. 

Se pueden hacer visitas individuales o de grupos, indistintamente. Actualmente no ofrecen comidas debido a la normativa COVID.

7. MontRubí

Una enorme masía situada en L’Avellá, en el Alto Penedés, es el hogar de esta bodega. Un hogar que abren para vosotros, Vinistas, de corazón.

Para empezar, tenemos que deciros que no es estrictamente “enoturismo”, si no “enogastronomía”. La visita a la bodega se complementa, claro, con una cata de vinos junto al sommelier de MontRubí. Esta se combina con unas tablas de quesos y embutidos, tapas… E incluso, si se quiere así, con un menú degustación. Se visita, también, el viñedo de Sumoll en formación vertical.

¡Y también un picnic! Nos dan la opción, Vinistas, de realizar la cata al aire libre con una cesta de queso, embutido, pan, aceite de oliva de la propia finca, frutas y un vino de MontRubí.

En la masía histórica que tienen dentro de L’Avellà acaban de abrir el Boutique Winery Hotel Casa Gran 1771. Es un hotel con 10 habitaciones que permite ofrecer una experiencia de enoturismo de 24h, conectando así con el entorno de la bodega. Junto a esto, podéis disfrutar de las distintas opciones gastronómicas que ofrecen, como su Menú Degustación con maridaje.

Si queréis visitar cualquiera de estas bodegas, podéis poneros en contacto con nosotros. Os prometemos que será una experiencia encantadora. Además, tenéis también las 6 bodegas más espectaculares para visitar, donde nos centramos en los aspectos arquitectónicos.