Calendas Blanco | Comprar Vino Blanco de Navarra en Vinistas

Calendas Blanco

de Bodegas Ochoa

Calendas es pureza y este blanco viene a demostrarlo.

¿Por qué nos gusta?

Cuando se fundó Ochoa, en 1845, no sabemos si confiarían en llegar a la sexta generación. Pero lo han hecho, y que orgullo. Adriana y Beatriz llevan con la barbilla bien alta una bodega familiar que nos resulta una maravilla.

La serie Calendas es pureza. Su nombre proviene de la época romana, cuando la Calendas de marzo simbolizaba dos cosas importantísimas para ellos (y en realidad, también para nosotros): el año nuevo y el comienzo del año de la vid. Para ellos, sus cultivos marcaban el calendario. Así es como les gusta hacer las cosas a los Ochoa.

Calendas Blanco es un vino joven, fresquísimo y aromático. Sus uvas, Chardonnay y Viura, vienen de la finca La Milla. La milla de oro nos parece a nosotros.

Todo lo que hay que saber de este vino

Calendas Blanco

Tipo de vino:
Vino Blanco

Variedad:
Chardonnay

Zona:
D.O. Navarra

Crianza:
Joven

Botella:
750 ml

Cata:
Ya en el color vemos su juventud, pintada a pinceladas de amarillo verdoso. Es un vino súper cítrico en nariz, que hace que empecemos a salivar. Pero también tiene algo más dulce, como de manzana. Su acidez es estupenda, refrescante.

Con qué disfrutarlo:
¿Alguien dijo barbacoa? Porque le va que ni pintado. Es un vino muy de comida de picnic, ya sea en medio del campo o en casa con amigos. Le va bien a las tapas y a los embutidos, pero también a una buena tabla de queso, una ensalada (echadle nueces y miel y veréis la maravilla) y a un arroz meloso.

El productor: Bodegas Ochoa

Vinistas

Bodegas Ochoa está en Olite (Navarra), y encontramos Ochoas allí desde 1845. De hecho, desde antes: los primeros de los que hay constancia datan del siglo XIV, pero como perdemos el rastro por el camino, decimos 1845. Ya es decir. Adriana y Beatriz son la sexta generación, y la primera de mujeres. Dos hermanas que complementan muy bien sus trayectorias para acabar haciendo estos vinazos: Adriana es enóloga, se ocupa del vino desde la cepa a la botella, y Beatriz viene del marketing y las ventas, así que se ocupa de la botella al mercado. Gracias a sus padres, la quinta generación, tienen ahora 145 hectáreas de vid y 58 hectáreas de olivos.

Su trabajo en la viña es ecológico. Si algo llevan por bandera, es su pasión por cuidar de la tierra de sus padres. Así, todos sus vinos tintos están certificados en ecológico. Los blancos no, pero el proceso que usan con casi todos ellos es igualmente respetuoso: la uva Moscatel es muy sensible. Para Adriana, la certificación ecológica no es hacer un vino y cubrir el nicho. Ella quiere que todos los vinos sean eco, y trabaja así desde 2010. La certificación viene más tarde, cuando toca. Lo importante es lo que se hace en la viña.

El viñedo está en Traibuenas, a las puertas de Las Bardenas, un desierto navarro que implica ese clima seco y con una diferencia térmica entre el día y la noche que es maravillosa para la calidad de las uvas. La calidad, que no la cantidad, pero es que ese no es el objetivo. Cuando las uvas son pocas, pero buenas y con sustancia, el vino lo nota. Nosotros lo notamos. Ellas buscan reflejar el suelo y el clima en los vinos, buscando una frescura y un equilibro que dista de la rusticidad por la que se caracterizaban los vinos navarros de hace tiempo. Elegancia, de la de verdad. Palabra de Vinista.

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