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El Amontillado Great Duke de Juan Piñero es de esos vinos que dibujan sonrisas , sonrisas tranquilas y descansadas. ¿Lo pruebas?
¿Por qué nos gusta?
Juan Piñero, como propietario y alma mater, y Ramiro, como enólogo entusiasta, forman un gran tándem en Jerez.
20 años llevan en el empeño de que su bodega sea esa catedral, con las condiciones necesarias para hacer grandísimos vinos de Jerez. Como este amontillado.
Un amontillado de Sanlúcar, absolutamente único:
- Porque viene de la evolución de su propia manzanilla pasada;
- Por los 12 años de crianza biológica y otros muchos de oxidativa;
- Por las 3 criaderas y una saca al año
Todo hace su efecto en tu sonrisa. Ya puedes sonreír.
Todo lo que hay que saber de este vino
Tipo de vino:
Dulce/Generoso
Variedad:
Palomino
Zona:
D.O. Jerez
Botella:
750 ml
Cata:
Un precioso color ámbar de esos que enamoran a primera vista. Y ese olor que te acaba de robar el corazón: almendras tostadas, avellanas, notas de pasas… y en boca, esa nota salina y una sensación punzante que lo alargan en el paladar. Para disfrutar poco a poco dejando que la sonrisa se te dibuje a cada sorbo.
Con qué disfrutarlo:
Puedes ponerlo con un aperitivo a base de frutos secos y sabores intensos, como aceitunas o encurtidos. Puedes ponerlo para acompañar un queso sabroso. Y puedes sencillamente, servirte una copa, sentarte cómodo y sonreir.
El productor: Bodegas Juan Piñero
En lo que se refiere a Vinos de Jerez hay pocos proyectos novedosos. Este lo es: su innovación ha sido precisamente volver al Jerez más genuino y artesanal.
En 1992 un constructor de la zona, llamado Juan Piñero, se hizo con una antigua bodega de los años 20. Un edificio precioso en plena Calle Trasbolsa, en el mismito Barrio Bajo de Sanlúcar. Una zona emblemática. Pero Juan Piñero, hasta entonces constructor puro y duro, cayó embrujado por el encanto del lugar y decidió, en contra de cualquier decisión económica mínimamente eficiente, continuar la labor a la que estaba dedicada: Bodega de Vinos de Jerez.
En 2013, Juan Piñero tuvo el acierto de contratar a Ramiro Ibáñez un fantástico enólogo de la zona. Se acabó la época de almacenista para otros. Empieza a crear y vender sus propias marcas: Manzanilla Maruja, es su símblo. Alejándose del Jerez industrial y sin carisma, la marca Juan Piñero empezaba con paso firme a conquistar a los puristas.
Orientado Este-Oeste, como manda la tradición para aprovechar las brisas marinas, con una altura más que considerable, sus enormes ventanas y su suelo de albero es la combinación perfecta de amor a primera vista y tradición que hacen de los vinos de Juan Piñero unos auténticos vinos de Jerez.
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