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Pocos vinos con tanta historia como el Fondillón. Y desde luego, pocos vinos así de sabrosos: Tesoro de Villena 1972
¿Por qué nos gusta?
El Tesoro de Villena son casi 10 kilos de oro en 59 objetos de la Edad de Bronce. Un hallazgo extraordinario que se descubrió en 1963 en Villena. En honor a ese Tesoro, en La Virtu decidieron embotellar este Fondillón de 1972, nada menos. El Fondillón es un vino dulce, con una historia gloriosa desde el siglo XV pero que casi desaparece a finales del XX. Por suerte para nuestro ego dulce, los chicos de La Virtu la han recuperado.
Así os traemos este Monastrell que se vendimia sobremadura en noviembre y se fermenta lentamente. Luego se cría en pipas de roble, de 1500 litros, durante muchos años mediante el sistema de soleras. El grado alcohólico proviene de la propia uva. Igual que el dulzor del vino. Todo absolutamente natural. Por eso queda tan integrado y tan bien armonizado todo.
Todo lo que hay que saber de este vino
Tipo de vino:
Dulce/Generoso
Variedad:
Monastrell
Zona:
D.O. Alicante
Botella:
750 ml
Cata:
Ese ámbar precioso es que ya nos ha cautivado. Tan complejo en nariz que según metes la nariz ya dan ganas de pegarle un sorbo. Frutas maduras, frutos secos, mermelada, higos, avellanas, café… Y en boca es cremoso, rico y enormemente largo.
Con qué disfrutarlo:
Postres, claro que sí. O sustituirlo por el postre. ¡Este vino ya lo es! Se nos ocurre además que lo toméis con quesos azules, con un buen foie o un aperitivo.
El productor: La Virtu
Villena es un pueblo del interior de la provincia de Alicante. Lo suficientemente cerca del Mediterráneo como para beneficiarse de su benigno clima pero lo suficientemente lejos como para no haber sucumbido al turismo de la zona. Una zona con un clima de esos que llamamos (envidiosamente) benignos: cálido y seco.
La Virtu es, en realidad, la cooperativa del pueblo, Las Virtudes. Seguro que lo adivinasteis: la patrona de Villena es Nuestra Señora de las Virtudes y muchas mujeres se llaman así. Virtudes… o Virtu. Las instalaciones se crearon en los años 60 y toda la estructura ha estado inmersa en un gran cambio. Un momento de evolución impulsado desde dentro de la propia cooperativa por gente joven pero con experiencia en el mundo del vino. Gente que se ha unido al proyecto para darle nuevos aires que reflejen todo lo que esta zona es capaz de hacer en forma de vinos.
Todo ha cambiado y para mejor en el modo de funcionamiento de esta bodega. La manera de clasificar la uva, de recepcionarla y de tratar al viticultor. Ha cambiado también la percepción de sus propias variedades. Tras años de relevancia del Cabernet o la Sauvignon Blanc. Hoy todos los viticultores, ponen su acento y su cariño en sus variedades autóctonas: Monastrell, en tintos y Merseguera, en blanco. Pero también, las vinificaciones se han cambiado por completo. Los protocolos se han diseñado pensando en un estilo de vinos moderno, que muestren de verdad la singularidad de estas variedades y el potencial de esta zona tan puramente mediterránea.
Araceli, su enóloga, junto con Clara, también enóloga, y Javier, el gerente, han repensado todo para crear unos vinos rabiosamente actuales, hechos para disfrutar.
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