Julia Casado
Julia Casado

¿Por qué nos gusta?

Julia Casado es uno de esos raros casos en los que encontramos un auténtico filón de talento proveniente de un mundo totalmente ajeno al vino. Ella estudiaba violoncello e ingeniería técnica industrial, al tiempo, y a raíz de esta última, en unas prácticas en Alemania, conoció el mundo del vino. Nos remontamos al año 2008. Ese mismo año, a su vuelta, hizo varios cursos del mundo rural y cambió así su relación con la agricultura. Después de la carrera, emprendió el camino de la Enología, que la llevó de parranda por Vega Sicilia, Argentina y varias bodegas de la pequeña D.O. murciana de Bullas.

Ahí fue cuando, en una simbiosis propia, conoció los vinos naturales de la mano de la música, a través de un amigo violinista que, paralelamente, había entablado un camino similar al suyo. Comenzó entonces su proyecto propio en Bullas, en pequeñas parcelas cultivadas sin agroquímicos y con una bodega de creación propia, modular y transportable. La innovación al poder, y, además, ¡autofinanciada! Su bodega no llega a las 8.000 botellas, pero bien pensadas y requetecuidadas.

Fue en 2016 cuando, con la bodega a medio terminar, empezó a elaborar. Desde entonces siempre ha trabajado con la misma parcela de Monastrell para hacer sus vinos, cubierta de grava calcárea y granítica, sobre una textura arenosa con un horizonte bien profundo de arcilla. Tiene una segunda parcela, también de su adoradísima Monastrell, en la que cambia el terreno: esta vez, de arcilla roja con grava calcárea. Eso bajo su propio nombre, pero en la cooperativa también colabora, y hace una garnacha enteramente natural. Con esta bodega transportable, a la que no le falta detalle, ha dado rienda suelta también a su afán colaborativo. Desde su emplazamiento habitual, la ha trasladado a un pueblo cercano, Moratalla, donde se llevan a cabo proyectos de agricultura regenerativa.