Odeon: el mejor brunch de la ciudad

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Odeon: el mejor brunch de la ciudad

Ruth de Andrés | 4 octubre, 2017

Odeon es una institución en el downtown de Nueva York. Un local atemporal, con un ambiente relajado y un brunch absolutamente recomendable. Eso sí. Reservad.

 

Odeon es una institución en el downtown de Nueva York. Para los europeos quizás 1983 no suene muy lejano, pero aquí sí. En una ciudad cambiante, sujeta a modas y tendencias como Nueva York que un establecimiento se haya mantenido durante tantos años, bajo el mismo nombre, con la misma filosofía y, lo que es más increíble, con la misma decoración es una heroicidad. La verdad que con tanto restaurante vintage, tanto café guay y tanto bar underground, un local como Odeon es una rareza. Con sus sillones corridos tapizados de piel, el suelo gastado de terrazas oscuro, el espejo reflejando la barra… En fin, auténtico. Da gusto.

Odeon estaba ahí antes de Tribeca

Ahora que el barrio de Tribeca, ese triángulo debajo de Canal Street, es lo más de lo más (y eso significa precios desorbitantes hasta por un café), el Odeon es una opción muy recomendable. Apuntáoslo. Es de los sitios queridos además por la gente del barrio. No está atestado de turistas sino más bien de neoyorquinos nostálgicos. No me extraña: La atmósfera relajada, al lado de la vorágine de la calle, es una delicia. La música, un jazz suave a todas horas, contribuye a ese bienestar.

Además se agradece que en verano el climatizador no sea exagerado y el local no resulte helador. Al contrario que muchos locales de la city, no se necesita chaqueta para superar el frío que expulsa la máquina de aire acondicionado. Google dice que es un restaurante francés. Pero por una vez no tiene razón. Es un sitio americano. Genuinamente americano. El Odeon es sobre todo conocido por su brunch. Sábados y domingos la gente hace cola, a veces más de una hora, para conseguir una mesa y disfrutar su famoso breakfast + lunch.

 

¿Y como es él?

La comida cumple todo lo que debe ser un brunch: huevos benedictine, tortillas, cereales, tartas de frutas… Y una hamburguesa de atún, que le ha dado cierta fama. Para beber no podían faltar los cócteles. Entre ellos el de la casa. Pero también los más osados pueden pedir un clásico bloody mary. Mirad, lo bueno del jet lag europeo es que el brunch te coincide casi a media tarde así que no suena tan raro optar por él. Aunque claro, si merece nuestra atención es que porque cuenta con una buena selección de vinos. Un puñado de referencias interesantes de todas partes del mundo, incluyendo algún vino español. Una de sus apuestas han sido los formatos pequeños. Así que muchos vinos se presentan en botellas pequeñas, para el que no quiera compartir o el que vaya solo. Siempre se agradecen estos cumplidos.

Todo en la misma línea, el servicio es lo que se espera, profesional. De manera que no te sientes intimidado por camareros súper cools, ni por una carta sofisticada. De esas en las que siempre sientes inseguridad acerca de lo que estás pidiendo. Ya os hemos dicho, queridos Vinistas, que la comida es estupenda, auténtica y sabrosa, que la bebida es de calidad y generosa… Pero quizás lo mejor sea ese ambiente atemporal, pausado y natural. No hay pose en este sitio. No hay artificialidad. Nada es falso. Eso en esta ciudad, donde las modas nacen, crecen, se reproducen y mueren a velocidad de vértigo, es una rareza. Es, sencillamente, un sitio estupendo.

 

Odeon brunch

 

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