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Garnacha de Gredos, de altitud y de granito. Ecolóico y biodinámico. Saca del letargo a tus papilas con un vino que no apabulla sino que seduce.
¿Por qué nos gusta?
Las Moradas de San Martín lleva 20 años recuperando las garnachas olvidadas de la Sierra de Gredos. Un auténtico patrimonio vitícola, que estuvimos a punto de perder y que ahora se presenta como uno de los vinos más originales de nuestro territorio.
Con altitudes de 900 m y mucha viña vieja, Isabel Galindo, su enóloga, lleva todo ese tiempo acumulando experiencia de una garnacha de la que sabíamos poco. Tanto saber hacer, se traduce ahora en vinos muy elegantes, que no buscan apabullar sino en seducir.
Senda Martín es el mejor ejemplo. Una Garnacha que se embotellas sin filtrar ni clarificar y que pasa 10 meses en barricas de distintos orígenes, edades y tamaños. Todo en honor a la Garnacha.
Garnacha de Gredos que se cultiva a 900 m de altitud y que viene de suelos muy arenosos, con granito y rocas y cultivado ecológicamente y con técnicas biodinámicas. Con esta carta de presentación ya os imagináis que os traemos un vino para sacar del letargo a vuestras papilas. Más que un vino original, un vino con personalidad.
Todo lo que hay que saber de este vino
Tipo de vino:
Vino Tinto
Variedad:
Garnacha
Zona:
D.O. Madrid
Crianza:
10 meses en barrica de roble de distintos tamaños y edades
Botella:
750 ml
Cata:
Notas de lavanda, romero y algo más floral, como la violeta (pensad en los caramelos de violeta de cuando erais pequeños), que lo envuelve todo. En boca, tiene esa alegría que llega de altitudes de montaña, con un tanino que es dulce y envolvente. Nos encanta esas ganas de seducir que tiene el vino y que no atiborran ni apabullan, sino que nos dejan con ganas de más.
El productor: Las Moradas de San Martin
Las Moradas es el último libro de Santa Teresa, que vivió muy cerca de aquí. Las Moradas de San Martín se creó en 1999 con la intención de recuperar del olvido y del abandono, las espléndidas viñas de la de la zona de San Martín de Valdeiglesias. Los socios contaban con experiencia previa en el mundo del vino, pues habían fundado Enate en Somontano, pero Las Moradas es un proyecto radicalmente distinto. Nada de variedades extranjeras, aquí sólo cabe la Garnacha. En las antípodas de los vinos industriales, sino una elaboración artesanal de volúmenes pequeños. Así que, con un viñedo que estuvo a punto de desaparecer por nuestro propio olvido, ellos hicieron toda la apuesta fue al terroir.
Isabel Galindo, la enóloga de Las Moradas de San Martín, prefiere trabajar en altitudes entre los 800 y los 900 m sobre el nivel del mar, porque es ahí donde la proporción de granito en el suelo es mayor. Para ella, esa combinación de altitud y suelo de granito saca una Garnacha muy diferente de la Garnacha del resto de España. Una garnacha muy original: ligera y muy sutil. Las Moradas de San Martín cuenta con 22 hectáreas de viñedo, todo viña vieja, podada en vaso y desde hace unos 9 años cultivada bajo los preceptos de la biodinámica.
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