Vinos naranjas, los más hípster del mundillo de los vinos

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Vinos naranjas, los más hípster del mundillo de los vinos

Ruth de Andrés | 7 febrero, 2022

Lo más hípster del panorama enológico son los vinos naranjas. Algo así como la barba del mundillo de los vinos. Te contamos exactamente qué son, a qué saben y cual descorchar.

Los vinos naranjas son vinos blancos que se fermentan con las pieles. Para aquellos que un vino naranja les suena a macerado con naranjas, el primer misterio queda resuelto.

Y se llama naranja porque las pieles de la uva colorean ligeramente el mosto de un tono anaranjado. Pero hay más. En un vino naranja hay una reivindicación y una filosofía. Os lo contamos.

 

¿Cómo se hacen los vinos naranjas?

El vino naranja se elabora por el método de maceración pelicular porque, como ya sabéis, el mosto se macera con las pieles. Es una especie de fermentación de vinos tintos llevada al terreno de los blancos.

Esta sería la teoría pura y dura. Pero como os decíamos al principio el vino naranja tiene una reivindicación. Por eso, se asocia a los vinos naturales y de mínima intervención. Vinos que fermentan de manera espontánea, sin adición de levaduras, que tampoco llevan sulfitos o llevan muy poca cantidad. Generalmente son vinos que se fermentan en cemento o en ánforas y se crían ahí. Pocas veces llevan barrica y si la llevan suele ser barrica usada para minimizar el impacto de la madera. Es decir, que no huela y no sepa a madera. La barrica sólo permite la oxigenación del vino y deja que evolucione, pero sin aportar ningún aroma.

Los elaboradores de vino naranja son enólogos un tanto atípicos. La filosofía biodinámica y natural está en su ADN por eso están muy concienciados con esa vuelta a lo ancestral y esa mínima intervención.  

 

¿A que sabe un vino naranja?

Aquí viene lo peliagudo. No porque no sepamos como definirlo sino porque para muchos el sabor es cuando menos chocante. Para otros, inusual. Para unos cuantos, sin paliativos, lo describen como desagradable.

Al macerarse con las pieles, los vinos naranjas son astringentes. Así que notaréis los taninos, ásperos y rugosos, en el paladar. Son vinos con cuerpo y estructura. Sí, aunque sean blancos. Su sabor es amargo con recuerdos herbáceos o de frutos secos un poco verdes. Muchos dicen nueces verdes y es una buena definición. Otros descriptores no son tan audaces: barniz aceite de linaza, enebro, cáscara de naranja seca… Casi nada, valientes.

 

Vino naranja, pero ¿naranja-naranja?

No penséis que es un refresco de naranja, es más bien un dorado intenso, un sutil color calabaza. En ocasiones, las pieles oxidan más que tiñen el mosto. Por eso, a veces, el color resultante tiende al marrón-pardo. De hecho, esto se llama pardeamiento del mosto. Así que en el peor de los casos el vino naranja es pardo.

Según el tiempo de maceración, la temperatura y la propia variedad el color de un vino naranja oscila de un amarillo intenso a un ámbar, pasando por un dorado. Y si la técnica no quedó bien aplicada el color es ese pardo que os mencionábamos al principio.

 

¿De dónde viene el vino naranja? 

Pues, queridos, es una moda. Sí, sí, es una moda. Pero como los pantalones campana o los cuadros escoceses todo vuelve. Y aquí tenemos otro ejemplo de ida y vuelta… aunque nos remontemos al período antes de Cristo.

El origen de los vinos naranja tenemos que buscarlo en Georgia, no en EEUU, sino en el Caúcaso. Hace 6000 años, los vinos georgianos blancos se fermentaban con sus pieles y sabemos que el resultado de sus elaboraciones blancas no era muy diferente de nuestros vinos naranjas del siglo XXI.

Estos vinos se fermentaban en unos depósitos subterráneos, hechos de barro o arcilla, y llamados Qveveri. Los Qveveri estaban revestidos de cera de abejas y se tapaban con piedras. Al estar subterráneos conservaban la temperatura y la humedad.

Los italianos los volvieron a poner de moda. ¡Como no! El movimiento nació en en la zona de Friuli y Venecia, a lo largo de la frontera con Eslovenia. Fue el enólogo Josko Gravner, en 1997, el primero se atrevió a comercializar un vino así… de raro.

Os hemos nombrado Eslovenia y es que, precisamente, al otro de la frontera de Friuli hay una región de vinos histórica llamada Goriška Brda. De ahí tomo Gravner la idea porque allí se sigue elaborando, de manera casera, vino naranja. Un vino que era casi sólo para consumo propio. ¡Lo hípster es así!

 

Un brindis naranja

Pero bueno aunque os hayamos dicho que los vinos son raros e inusuales. Incluso desagradables, brindamos por ellos. Aquí en Vinistas hemos probado muchos. Algunos nos han gustado más que otros. Pero tenemos uno que nos ha robado el corazón. Es especial y es maravilloso…

Giro Rós es uno de esos vinos brisados, que llaman en las islas. Son vinos naranjas, ni más ni menos. Allí, como ocurría en otras zonas, también se mantuvo una cierta tradición. Ahora nos lo traen, precioso y estupendo, para deleitarnos.

 

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