Tapón de rosca: ¿por qué no?

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Tapón de rosca: ¿por qué no?

Ruth de Andrés | 4 abril, 2022

No juzgues a un vino por su tapón. Ese es el resumen de este post algo subversivo que os dejamos hoy.

 

Un vino en tapón de rosca no es menos vino. Ni más. Es sólo una elección del enólogo y os contamos porque no debe prejuzgarse como barato o de baja calidad.

 

Hazte a un lado, corcho

 

Si eres un vinista aficionado a vinos extranjeros probablemente hayas notado que los tapones de rosca proliferan, más allá del precio del vino. No se consideran un cierre para el vino barato. Los cierres de rosca han demostrado su utilidad y su óptimo funcionamiento. Nos guste o no, la verdad es que cada vez más, las botellas de muy buenos vinos se desenroscan, en lugar de descorcharse.

 

La historia

 

Los tapones de rosca se usan en vino desde finales de 1950. Aunque se popularizaron en la década de los 80.

El corcho tiene una historia más longeva, sin duda. Los tapones de corcho han sido la opción preferida para cerrar el vino en Europa desde el siglo XV. La razón es muy clara: la corteza del alcornoque es natural, maleable y estanca. Así que puede garantizar la estanqueidad del contenido dentro de una botella de vidrio. Porque el uso del vidrio como continente del vino también data de esa misma época.

La comodidad y la rapidez con la que se abrían las botellas con tapón de rosca hizo que su uso se extendiera para vino de rotación. ¿Qué es el vino de rotación? Pues el vino cotidiano. Por ejemplo, el vino de la casa en un restaurante. El camarero desenrosca y sirve. El comensal rellena su copa y enrosca. ¡Bien fácil! Una manera más rápida de llegar al vino.

Sin embargo, esa imagen de tapón de rosca para vinos sencillos y baratos comenzó a cambiar hace aproximadamente dos décadas, cuando los enólogos de Nueva Zelanda y Australia comenzaron a usar los tapones de rosca con asiduidad para todo tipo de vino, incluidas algunas botellas de gama alta.

 

Lo que dice la ciencia del tapón de rosca

 

Hay infinidad de estudios comparando la evolución de un vino según el tipo de cierre. ¿Es mejor el tapón de corcho o la rosca? Pues depende. Depende de para qué y depende del tipo de corcho. Porqué quizás debamos empezar diciendo que no hay un solo tipo de tapón de corcho. ¡Hay cientos! Cada uno con unas características diferentes que varían enormemente de un tipo a otro. No es lo mismo un corcho natural que un aglomerado, que un 1+1 o que los famosos DIAM. Por no hablar de los corchos sintéticos o los que se elaboran a partir de polímeros de origen vegetal: por ejemplo, los tapones de fibras de caña de azúcar.

Con esto, queridos, queremos decir que hay corchos buenos y corchos malos. Además de los tapones sintéticos, que os comentamos. Cualquier enólogo os dirá que prefiere un tapón de rosca que un corcho malo. Incluso, que prefiere un tapón de rosca que un corcho regulín.

Pero vamos más allá. Os hemos hablado de otros tapones que ni son corcho ni son rosca. Quizás os suene a ciencia ficción. Pero no. Los tapones derivados de fibras de caña de azúcar son muy habituales y es fácil que los hayáis confundido con un corcho, porque el aspecto es muy similar. Tan habituales como los tapones sintéticos, de colores llamativos.  La cuestión es que estos los hemos aceptado sin problemas, pero por alguna resistencia interna seguimos rechazando los tapones de rosca.

 

tapón de rosca

 

La evolución

 

Pero vamos a ponernos papistas y vamos a hablar de la evolución del vino. Este ha sido el gran argumento en contra de los tapones de rosca que se ha esgrimido aquí y allá, cada vez que alguien intentaba loar las virtudes del tapón de rosca.

El buen corcho natural (insistimos, el bueno) permite una entrada ligerísima de oxígeno, que lleva a una cierta oxidación del vino a lo largo de los años. Pero esto sólo se nota, como os decimos, cuando pasan muchos muchos años. Así que es vinos que se consumen en menos de un año o año y medio desde su embotellado, no hay un cambio apreciable. O, al menos, no notablemente.

Los vinos más longevos y complejos se benefician de un poco de oxígeno que el corcho permite naturalmente que el vino absorba mientras está en la botella. Esa pequeña cantidad de aire dentro de la botella ayuda a polimerizar los polifenoles, por ejemplo. Y ¿esto que es? Pues básicamente, suavizar los taninos, lo que le da a los tintos su sensación aterciopelada en la boca, y evolucionar el color hacia el anaranjado.

Hace años se decía que la evolución del vino en tapón de corcho era mejor pues la porosidad del corcho permitía el desarrollo del vino. Mientras que un cierre completamente estanco, como una rosca, que no permitía el paso de oxígeno anulaba ese efecto. Eso era cierto. Pero es que las roscas modernas se fabrican con diferentes niveles calculados de “ingreso de oxígeno”. Irónicamente, los corchos reales presentan unos números muy variables respecto a sus tasas de ingreso de oxígeno.

 

Las ventajas

 

Podemos aquí ponernos a enumerar muchas ventajas del uso del tapón de rosca pero tampoco somos de enrollarnos innecesariamente. Así que vamos al grano. Hay dos grandes ventajas:

  • Organolépticas
    • Muchos enólogos estaban hartos del olor a humedad y a champiñón de los malos corchos en sus vinos.
    • Por no hablar de la incidencia del TCA de corchos (buenos o malos) que hace que un pequeño pero inevitable porcentaje de vinos se arruinen por esa molécula de la que ya os habíamos hablado.
    • Frente a esto, los tapones de rosca son completamente inertes y no transmiten al vino ningún sabor u olor extraño.
  • Prácticas: que duda cabe que es mucho más sencillo desenroscar que descorchar. Y no hablamos de lo fácil que es enroscar frente a.. ¿recorchar? No nos la jugamos con un sacacorchos, evitamos corchos rotos flotando accidentalmente en el vino.
  • Sostenibilidad
    • Los tapones de rosca con reciclables pero no biodegradables. Los tapones de corcho son biodegradables y además un recurso natural renovable. Pero de nuevo, no los sintéticos. Y si nos ponemos quisquillosos, los aglomerados usan colas sintéticas para consolidar el granulado.

 

¿Estás diciendo que el tapón de rosca es mejor que el corcho?

 

En absoluto, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es una maravilla descorchar un buen corcho natural, largo y suave. Y coleccionarlo. Pero no nos engañemos, la mayoría de los vinos no tienen esa suerte. Y si no haz la prueba, la próxima vez que compres un vino asequible fíjate en su tapón: la mayoría de las veces no será un corcho 100% natural. Será un corcho técnico, aglomerado o colmatado, alternativas (útiles pero de baja calidad) al corcho natural. Ante eso la alternativa del tapón de rosca se nos antoja muy pero que muy conveniente.

 

La ceremonia

 

Cierto es que el tapón de rosca acaba con la ceremonia del descorche, ese ritual que el buen sumiller ejercita delante de tu copa es más austero cuando acudimos a los tapones de rosca. Pero no nos engañemos. No todos los camareros son buenos sumilleres y corres el riesgo de encontrar tropezones de corcho en tu copa. Cuando no, un vino contaminado con olor a corcho.

Que duda cabe que el vino tiene un componente cultural e histórico inherente que lo distingue. Y lo distingue en gestos como este. El vino es una experiencia. En muchos casos, la experiencia trasciende al líquido. Quitar el corcho puede ser para algunos borrar de un plumazo siglos de tradición y cultura. Pero no estamos pretendiendo eso. Sólo queremos hacerlo, de vez en cuando, menos engorroso y menos arriesgado. Como dijo un famoso periodista del vino: me encantan los tapones de rosca porque soy un vago.

Si te hemos suscitado un poquito de curiosidad, te la vamos a zanjar a lo fácil: una botella de Obaya Verdejo Selección. Esta vez, con tapón de rosca. Estamos que lo tiramos.

 

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2 comentarios en “Tapón de rosca: ¿por qué no?”

  1. Si tienen razón, los vinos no deben ser jugados ni por su corcho o por su rosca.

    Cada enólogo decide lo que mejor le va a sus vinos.

    Es solo cuestión de tiempo, para mí sigue siendo complicado comprar vinos con rosca.

    Gracias por el artículo

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