Masters of wines: los maestros del vino

Los nuevos Masters of Wine de este año se anunciaron hace sólo unas semanas. La lista con los nombres de los aprobados se publicó en la web del WSET. Una nueva cosecha que nos deja dos españoles. ¡Enhorabuena! Hay un dicho malicioso que dice que los dos enemigos más importantes del vino son el oxígeno y los Masters of Wine. No sé si es cierto para los Masters of Wine pero cualquier enólogo tiene comprobadísimo que el potencial de oxidación del aire es capaz de estropear el mejor de los vinos.

¿Qué son los Masters of wine?

Esta titulación es otorgada por el Institute of Masters of Wine. Esto es una organización, cuya sede está en Londres, que reconoce expertos del vino. No está centrada en enseñar cómo hacer vino. Por tanto no es una escuela de Enología o Viticultura (os habíamos hablado de estos estudios en un post anterior). Ni tampoco se centra en servicio, maridajes o protocolo. Es decir, que tampoco capacita sommeliers. Son más unos estudios enciclopédicos acerca de todo lo que tenga que ver con el vino: muy centrado en geografía, con capítulos importantes sobre técnicas de elaboración, procesos, viticultura… y su gran punto fuerte: la cata. Los Masters of Wine son increíbles expertos en degustación.

Esta gente conoce al dedillo bodegas y propiedades de Tokaj en Hungría por poner un caso, se sabe de memoria la orientación de las colinas alemanas, define aromas por raros que estos sean y te dirá de carrerilla los diez mayores productores del Valle de Maipo en Chile. Tiene una nariz privilegiada y una memoria de elefante. Un prodigio. Se les considera la élite de los catadores. Son algo menos de 500 en todo el mundo, pero es que lograr el título es francamente difícil. Hay que estudiar mucho y la mayoría no lo logran nunca. Esto hace que sus opiniones en materia de vinos sienten cátedra y que pocos se atrevan a rechistarles.

¿Y en que trabajan?

Como te digo, este título no capacita para ser enólogo ni sumiller y lo cierto es que ellos se dedican a las profesiones más variopintas. Muchos se dedican al periodismo, otros llegan a ser compradores de grandes distribuidores o de grandes superficies, consultores de bodegas famosas. Otros muchos se dedican a la docencia, trabajan en casas de subastas… en fin, ya digo de lo más variado. Por ejemplo, nuestro querido Pedro Ballesteros, que fue el primer Master of Wine español y que nos representa fantásticamente, es funcionario en Bruselas.

No digo que todos los Masters of Wine lo sean. Pero es verdad que algunos desprenden un cierto tufillo de superioridad. Una actitud que exaspera a mucha gente del sector. Y de ahí su inmerecida fama. Sus temidas opiniones ofrecen, en ocasiones, una visión del vino lineal. Como si esto fuera más bien una religión a la que consagrarse. Pero quizás sea más justo decir que en todos los gremios, puedes encontrarte con gente así… y esta no es una excepción. Tienen mucho mérito. Muchísimo. Y sus conocimientos son francamente asombrosos. Quizás por eso mismo, sus críticas son tan temidas. Yo, que trabajo con artesanos del vino, gente apasionada por lo que hace, siento que a veces no hay nada más destructivo para un vino que una opinión despiadada. A veces tanto como el propio oxígeno.  

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