Vendimia 2016 terminada: fin de fiesta

Curiosidades del Mundo del Vino

Vendimia 2016 terminada: fin de fiesta

Ruth de Andrés | 26 octubre, 2016

La vendimia 2016 se acaba y con ella la época de más nervios en bodega. ¿Qué nos quita el sueño a los enólogos estos días y por qué nos jugamos tanto?

 

La vendimia 2016 llega a su fin y, con ella, la fiesta y la psicosis enológica. Durante estas semanas, todos los viticultoresenólogosbodegueros viven pendientes de tres cosas:

  • De su viña.
  • De la viña del vecino.
  • Del tiempo.

 

LAS UVAS.

Se vigilan, se estudian y se comen mutuamente las uvas para comprobar si están o no maduras, sanas, verdes o coloreadas (en un post anterior, desmontamos la uva puedes recordarlo aquí). Si las cosas van mal se consuelan pensando en lo de mal de muchos. Y si van bien, bueno si van bien, ya buscamos los problemas en los depósitos, en las levaduras o en lo que sea. Pero vendimias tranquilas no existen.

 

EL HOMBRE DEL TIEMPO.

El hombre del tiempo es otro de los personajes que entra en juego; en esta época se estudian hasta dos y tres boletines meteorológicos y se contrastan la opinión de unos medios con otros. Se interpreta el Zaragozano y hasta la más mínima señal es una predicción: que si las avispas vuelan bajo o que si a la abuela le duele la rodilla.

 

CALENDARIOS.

En estas fechas, los enólogos revisamos los calendarios, las vendimias pasadas, tiramos de memoria y hablamos mucho entre nosotros. La experiencia es un grado y todos parecemos muy tranquilos pero… cuando uno arranca la vendimia, es como un pistoletazo de salida y todos los demás ponemos las barbas a remojar. Y no sabéis que nervios.

 

EL MEJOR VINO.

Y es que estos días nos jugamos mucho. Vaya, nos lo jugamos casi todo. El momento óptimo de vendimia no es una fórmula matemática ni depende de un par de parámetros fácilmente medibles. Por supuesto, existen aparatos que miden muchos de esos parámetros en una uva y que incluso nos aproximan al valor que luego tendrá el vino; pero hay varios inconvenientes. Quizás el más obvio es que no tenemos que quedarnos en los valores aislados sino hay que interpretar el conjunto. Y el conjunto no son análisis químicos: no se trata de hacer sólo vino, se trata de hacer cada año el mejor vino.

Cada uva y cada zona es diferente. Por eso los valores que son válidos por ejemplo en Champagne o en Australia no nos valen aquí. Imposible la regla universal. Pero es que ni siquiera nos valen en muchos casos los valores del vecino porque quizás él elabore otro estilo de vinos. Cada enólogo debe encontrar esos valores óptimos para su viña y para el vino que quiere hacer. Experiencia, años de vendimias, aprender de éxitos y fracasos para saber interpretar sus propias viñas y recoger la uva en el momento exacto. Ni antes ni después. Independientemente de lo que haga el vecino: remojar las barbas cuando su uva esté de verdad madura. Por eso, la mejor inversión en bodega es un enólogo con nervios de acero y experiencia. Ese no falla.

 

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