Cata como un profesional-VinistasTV-Episodio 66

Hay unas reglas que marcan la diferencia de cata entre un profesional y un novato. Desde luego si quieres quedar bien, esta es la forma. Sírvete algo menos de un tercio de la copa. Ten en cuenta que vas a catar, luego si quieres beber, te sirves más pero por ahora estamos catando.

Primero, el vaso se coge por el tallo y nunca por la tulipa.

Esto es para no ensuciar el cristal, claro, pero sobre todo para no calentar el vaso.

Luego, miramos el color.

Y no me digáis el tinto es de color rojo y blanco es en realidad de color amarillento. Hay que definir el matiz del color y su densidad. Y para eso inclinamos la copa. Algo como 45º. Tampoco te acerques mucho, míralo desde una cierta distancia. Y define el matiz del rojo o del amarillo. Entonces decimos cosas como rojo burdeos, rojo granate, rojo teja, rojo púrpura… en función del filo. Luego decimos también si es un color muy intenso, opaco o casi transparente. Vestido o no.

Lo siguiente es oler y airear.

Pero primero se huele a copa parada y luego se airea el vino y se huele el vino. Aireamos sencillamente agitando. No hay más truco.  Si no quieres salpicarte y ponerte perdido, puedes agitar apoyado en la propia mesa. Lo de airear lo hacemos para ayudar a los compuestos volátiles, a los aromas, a desprenderse, volatilizarse y llegar a nuestra nariz. No hace falta que metas mucho la nariz en el vaso, que nunca queda muy elegante. Sino que agitando y acercando la nariz a la copa es suficiente. Pero tampoco la dejes en el borde como si olieras el cristal. Al centro. Tomátelo con calma porque aun no hemos llegado a la parte de beber. Si quieres parecer un profesional hay que hacerlo así. Date un tiempo, agita de nuevo, huele de nuevo… repítelo varias veces y trata de poner atención. Eres novato pero quieres actuar como un profesional, ¿no?

Ahora sí… podemos beber.

Toma un pequeño sorbo y pásalo por toda la boca. No se trata de hacer gárgaras pero sí que de que lo pasees: las encías, el paladar, la lengua… en fin. Trata de analizar esas sensaciones. Si estás en un bar o en un restaurante no queda muy elegante, pero los catadores solemos aspirar un poco de aire para ayudar a los aromas del vino a volatilizarse de nuevo y que lleguen a nuestra nariz otra vez. Si no lo has hecho nunca, practica un poco en casa, cata en casa. Asegúrate que sorbes hacia dentro y que lo haces con suavidad si no quieres parecer un aspersor. Y si la cata es profesional, escupimos. Esto también te recomiendo que lo practiques. Yo tenía un profesor en Burdeos, D. Dubourdieu que nos decía que no te tomarán en serio si no sabes escupir: preciso y directo. Por último, quédate con la sensación final en la boca, ¿es prolongado? ¿es corto?

Y lo más importante… ¿te gusta?

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