¿Qué Queso y Qué Vino?: Una Vuelta de Tuerca
Ruth de Andrés | 10 mayo, 2017
Ya sabéis que aquí nos gusta remover conciencias y sacar de la zona de confort, que se dice ahora, a todos nuestros queridos Vinistas. Teníamos pendiente el binomio vino – queso que parece algo intocable. Hasta que llegamos nosotros...
Ya sabéis que aquí nos gusta remover conciencias y sacar de la zona de confort, que se dice ahora, a todos nuestros queridos Vinistas. Teníamos pendiente el binomio vino – queso que parece algo intocable. Os habíamos hablado de ello en uno de nuestros primeros capítulos pero pasando por encima. Ahora vamos a meternos con el asunto.
La vuelta de tuerca
No es verdad que sobre gustos no hay nada escrito. Sobre gustos se escribe casi todo. Y aquí va nuestra propuesta.
- Brie o quesos de pasta suave con espumosos.
Funciona sencillamente porque nada limpia mejor el paladar después de una buena dosis de grasa animal que las burbujas de un buen cava o un buen Champagne.
- Uno de cabra con Verdejo.
Nunca con un tinto porque la parte láctica de este queso tan fresco se corta con el tanino de los tintos. Así que vamos con el blanco. El queso de cabra en cualquiera de sus formas va perfecto con vinos aromáticos, ligeramente afrutados e intensos.
- El clásico queso azul con Porto.
La cremosidad y el lado picante y mohoso del queso azul encuentra su contrapunto en el dulzor y el alcohol de estos vinos de Porto.
- Torta del Casar con Pedro Ximénez.
Lo apestoso puede ser sofisticado y la Torta del Casar es la prueba. Las notas de higo y uva pasa contrastan con el picor y el amargor de la Torta.
- Queso de oveja curado con blanco fermentado en barrica.
Bueno no nos vamos a poner exquisitos y aceptamos que un buen manchego va que ni pintado con un tinto elegante y clásico. Sencillamente salivamos al pensarlo. Pensándolo bien un buen queso de oveja curado va bien con casi cualquier vino. Su sabor salado y su riqueza grasa es sencillamente ideal para el vino. Ya sean blancos, tintos o burbujas. Pero aquí estamos para removeros de vuestros sillones y os proponemos que lo probéis con un blanco fermentado en barrica. Los recuerdos de melocotón, flores blancas y la redondez y amplitud en boca funcionan de maravilla con la textura casi cristalina de estos quesos.
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