Trump también tenía una bodega

Hartitos como estamos de análisis políticos, económicos, sociales y hasta capilares en torno al nuevo presidente de los EEUU, no hemos podido resistirnos y os traemos el análisis enológico de su bodega. Porque sí, Trump también tenía una bodega. Y para que no quepan dudas la llamó Trump Winery. Trump no bebe alcohol y es una historia que cuenta en muchas ocasiones, pero eso no le impide poseer negocios como el del vino o el vodka.

La historia de la Trump Winery

La Trump Winery nació en 1990 y se llamaba Kluge, el apellido de su propietaria. Por aquellos años, su propietaria se empeñó y mucho en elaborar vinos de gran calidad e invirtió en las plantaciones y la construcción de las instalaciones. Pero se arruinó y los bancos se quedaron con la propiedad, aunque ella continuó con la gestión. Hasta que Trump la adquirió a precio de ganga, para su bolsillo. Una operación que no ha estado exenta de polémicas y operaciones sospechosas. Una larga historia. Las acusaciones contra él vienen de prácticas no muy éticas para bajar deliberadamente el precio de venta. Trump adquirió en primer lugar las tierras que rodeaban la mansión, pero no la mansión en sí. Sin embargo colocó carteles de “NO PASAR” para espantar a posibles compradores, como si todo fuera ya de su propiedad.

Tras unos meses, adquirió también la mansión directamente del banco. Pagó 3.6 millones de dólares cuando la hipoteca era de 16.3 millones de dólares. Tanto es así, que el propio Trump cuando la adquirió dijo que no le interesaba el vino sino la operación inmobiliaria. Aunque él afirma que la compró para su hijo, en uno de sus mítines recientes, se le escapó que era suya. Y también dijo poseer la bodega más grande de la costa este, cosa que no es verdad. Trump Winery no es pequeña pero dista mucho de ser la más grande de la enorme costa este americana. Lo cierto es que la propiedad ha permanecido gestionada por su hijo desde entonces. Pero tuvo su momento estrella durante la pasada campaña electoral cuando entre los trapos sucios sacaron los visados que la bodega solicitaba cada año para emplear trabajadores extranjeros (sí, sí en su mayoría mejicanos, lo adivinaste).

¿Cómo es la bodega?

De cualquier modo, hablamos de una preciosa propiedad en Virginia, no lejos de Washington, de unas 300 hectáreas. Plantadas con Chardonnay, Chenin Blanc, Cabernet Sauvignon y Merlot principalmente, que son variedades todas ellas de origen francés y con mucha presencia en esa zona de EEUU. Además, el complejo cuenta con su propia bodega elaboradora, una zona social que incluye una impresionante sala de catas y un hotel con 45 habitaciones, en una mansión de época típica americana decorada al más puro estilo Trump. Inenarrable. Se puede reservar una cata privada en sus salas y también pasar una noche en el hotel. Incluso puedes celebrar eventos y casarte ahí. ¿Te imaginas?

¿Cómo son los vinos?

En cuanto a las elaboraciones, siguen un criterio clásico y se trabaja únicamente con uvas de su propiedad. El esquema de su gama es típico de este tipo de bodegas americanas, e incluye:

• Un espumoso, elaborado con el método Champenoise, es su vino más reseñable.
• Dos vinos blanco uno fermentado en barrica.
• Un rosado.
• Tres tipos de tintos.

De cualquier modo, no es el primer famoso que se mete a bodeguero y Trump se caracteriza precisamente por la gran variedad de negocios, de los sectores más diversos, en los que participa. Parece que el vino sea uno más.

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